APRENDIENDO DEL VERANO (Continuación)

Escrito por José Ruiz Almendros el 14 de diciembre de 2010 0 comentarios

Ayer termine escribiendo sobre la relación entre la luz y el mundo vegetal, y acabe con este párrafo:
“No es la planta quien genera la luz sino la luz quien da la posibilidad de que surja el mundo vegetal. Solo porque las leyes impresas en la materia, ( Voz - energía inoculada) la perfecciona y le dan la capacidad de transformarse, ella puede arrojarse en la corriente evolutiva y educir en si misma los órganos e instrumentos necesarios para captar la luz y mutarse en madera. Es entonces cuando aparece el mundo vegetal. Ambos dos energía y materia, luz y órganos que la transforman, son una realidad compleja interdependiente que origina la Unidad de la vida como entidad nueva plasmada sobre la tierra.”

La visión de este proceso es algo que me ha acompañado durante todo el verano y que ahora en este principio de otoño se me ha descubierto en cada uno de los frutos que colgaban de sus árboles. Viéndolos crecer entre las ramas a unos metros del suelo se me ocurrió la pregunta: ¿Quien colgó eso ahí arriba?

Según el descubrimiento de Newton la tendencia de todo cuerpo pesado es caer hacia el centro de la tierra y si yo veo un libro en la quinta estantería de la biblioteca automáticamente pienso que el librero o quien fuere lo subió ahí empleando una fuerza contaría a la gravedad. ¿Que brazo es el que coloca y mantiene el racimo de uvas colgado de la parra o la nuez en lo alto del nogal?

La Vida, me respondo… pero… ¿Que es la Vida?.... El encuentro con la Luz, me contesto siguiendo el hilo de mis pesquisas. La Vida llega del espacio cósmico traída por la luz que es no vida pero que tiene en si la capacidad de generarla cuando una materia preparada debidamente la asimila.

Leo en cualquier libro de ciencia: “Se estima que en el proceso de fotosíntesis (luz mas agua mas anhídrido carbónico) se producen mas de cien mil millones de toneladas de materia orgánica al año” y me pregunto ¿Qué será de aquella ley de Lavoisier que nos decía: La materia ni se crea ni se destruye…?

Sigo leyendo la explicación del fenómeno: “Al llegar la energía radiante del Sol a las moléculas de clorofila eleva los electrones de un nivel normal de energía a otro superior. Los electrones así excitados tienen mayor energía y pueden abandonar la molécula de clorofila de la cual formaban parte y pasar a moléculas de otras substancias a las que van cediendo energía. Estos electrones pobres energéticamente, vuelven después a la molécula de clorofila donde reciben nuevamente energía radiante e inician otra vez el desplazamiento hacia otras moléculas para darles parte de la energía que han vuelto a acumular.”
“Por ese paso de electrones, la energía radiante del sol se transforma en energía eléctrica primero y química después y se producen moléculas orgánicas: glúcidos, lípidos y proteidos de las cuales se alimentan animales y hombres.”
“Bien podemos decir por tanto que el Sol es la fuente de energía utilizada por las células de todos los seres vivos.”

Visto así todo parece igual y mecánico:
- “¡Ya está! ¡ya hemos descubierto la fotosíntesis!, ¡ya sabemos el secreto de la vida!, ¡incluso podemos atraparlo en formulas matemáticas! ¡Nada misterioso encuentro en el proceso, ninguna Voz inoculada se percibe, nada inmaterial se distingue, ningún elemento se nos escapa del fenómeno!

Mas al hablar de esta manera, se olvida un detalle final que rompe nuestra rotunda seguridad interior; y es que la misma luz es asimilada por los melocotones, el tomate o el romero y la misma agua con sus minerales es absorbida por las raíces, y el mismo anhídrido carbónico es respirado por sus hojas y sin embargo la madera y el fruto producido por cada uno de ellos son totalmente diferentes y propias de cada una de las especies a la que cada planta pertenece, y el melocotón da melocotones y el peral peras y el romero sus flores y su aroma característico. ¡¡OH sorpresa!! Los mismos elementos, las mismas combinaciones, producen resultados totalmente diferentes. ¿Por que?

Mi discurso inteligente me responde de acuerdo con los libros: “Eso depende de las diferentes formas de actuar impresas en su código genético” y ¿que son las formas de actuar sino leyes impresas y que son las leyes sino pensamientos matemáticos, y como se expresan los pensamientos sino mediante la voz?...

Las consecuencias se concatenan sin parar y luego, en un respiro de la deducción me pregunto:
- ¿Pero como aparecieron ahí esas formas de actuación?
- Bueno, El Azar reunió los elementos según determinadas formas surgidas también al Azar y cada una de ellas fue capaz de asimilar la luz con resultados diferentes de acuerdo a las características predeterminadas en cada forma… Una vez mas el pensamiento discursivo emite su dictamen. Pero intuitivamente me vuelvo a preguntar:
- ¿El Azar…? ¿que es ese Azar que actúa de manera tan determinante para que se produzcan tan maravillosos y tan distintos resultados?
- El Azar no es nada, en todo caso arbitrariedad… me respondo
Pero ante el racimo pletórico de uvas y la granada repleta de granos perfectamente definidos en sus formas me digo:
- Pues vaya Nada tan inteligente y vaya arbitrariedad tan determinada que siempre da los mismos resultados y se atiene a leyes tan precisas como requiere la vida de cada especie.

Al día siguiente cuando estuve quemando ramas en el huerto pude observar también que las mismas moléculas, con sus mismas estructuras, con sus mismos combinaciones hay en el tronco de la rama seca arrojada a la lumbre que aquella que aun cuelga verde de lo alto de la palmera, Sin embargo la una esta muerta y la quemo y la otra esta viva y la veo colgada por encima de los racimos de dátiles.

Entonces absorto entre las llamas comprendo que la vida nunca puede ser la materia sino algo exterior a ella, algo que cuando entre en la materia le transmite la capacidad de moverse hacia una única dirección y sentido de tal modo y manera que el melocotonero produce melocotones y el nogal sus nueces.

Ese Algo (que ahora llamo factor X como antes le decía inteligencia plasmada o voz inoculada) es la fuerza alquímica que faculta a la materia para apoderarse de la luz y trasmutarse ambas en madera. Posteriormente mis ojos como elementos de luz son capaces de distinguir las formas surgidas y después mi mente como elemento inteligente es capaz de leer y descifrar y decir Plátano, manzana, pera, y al reconocerlo el ciclo vital se cierra. Obscuridad cósmica o luz negra como germen, luz blanca como impulso, obscuridad material y sensorial, luz intelectual, palabra…. La serpiente se ha mordido la cola y algo exterior a mí me viene a confirmar lo que mi Razón intuía.



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