Meditaciones Compartidas

Ante la inmensa diversidad de seres que resucitan a mi alrededor como en una cósmica reacción en cadena; ante el aturdimiento que provocan en mi estos días radiantes de sol , de luz y de calor; ante las ganas de vivir y de correr que surgen en el alma y que la incitan a olvidar las visiones espirituales de antaño y a meterse más y más en el mundo de los sentidos, en el océano del placer y del disfrute; ante la dicotomía que todo esto desencadena siento dentro de mí como una voz que se levanta desde los recónditos secretos del recuerdo vivido y me dice:

No se trata de negar nada, ni de posturas humildes. Tampoco es útil pasar de todo mediante la consideración de enemigo del alma de cuanto te llega. Bajo ningún concepto quiero significar esta tradicional pelea, sino al contrario, la labor a realizar es la de identificarse con lo Único que realmente ERES., con lo único que en verdad es permanente: El SER. La gran tarea emocional de primaveral es comprender como todo este mundo llega hasta ti cada año y en cada resurgir para que tú entiendas esa realidad del SER y su manifestación.

En ese estudio me refugio en la revolucionarias ideas de Ramón Márquez y en los trabajos que expone en su libro:”la Nueva Cosmología”. Envuelto por esas imágenes sobre el espacio y el efecto frenado de los diferentes campos vibratorios, siento que en realidad todo es vibración, cada partícula en si no son más que campos vibratorios con diferentes velocidades que al encontrarse con el campo del observador o la conciencia, sufren un colapso de onda y se concretan en partículas y comienzan a funcionar como tales dando lugar a cuantos elementos nos rodean.

Una vez sufrida esa transformación ellas mismas se creen partículas desprendidas del mismo éter cósmico, (tal como suceden en los experimentos de aceleración de partículas en el vacío), comienzan a funcionar como tales y ya no hay quien las saque de ese juego en que ellas mismas se han colocado… Y jugando y jugando constituyen y forman este mundo del cual todos formamos parte con sus leyes, sus ritmos, y todo cuanto vemos y sufrimos.  

Este Marzo, después de un invierno tan húmedo, las hiervas rebrotan por doquier y en su crecimiento vuelvo a comprobar aquello que los físicos me han explicado en el mundo de las partículas. Caminando por los campos cuajados de dientes de león, ortigas incipientes, lirios florecidos, esparragueras que comienzan a dar los nuevos tallos, hinojos, collejas, ajos porros y un sinfín de plantas similares me he preguntado.
¿Qué hay de común entre el olivo, la higuera, el almecino o cualquier otro árbol grandioso y las pequeñas y frágiles hierbas que crecen en sus troncos?
Físicamente lo único que tienen en común son las hojas….

Entonces yo me imagino el mundo vegetal partiendo de las hojas, desarrollándose a través del espacio y encaramándose en el tiempo, poco a poco, por la línea de la manifestación y produciendo la madera, endureciéndose en su propia figura (como veré en el mes de abril y mayo) y creando su propio fruto, es decir individualizándose y desarrollándose como especies propias con sus peculiaridades características.

Así la plasmación ha avanzado en el espacio y en el tiempo y ese juego de ser, ha logrado que la propia planta de naranjo, granado, ciruelo o manzano…etc. se identifique con su propia individualidad y se sienta tan orgullosa de ser tal que se olvida de que sigue siendo hoja, de que solo es una modificación de aquel arquetipo y orgullosa permanece como independiente, haciendo su vida en el bancal rodeado de su gran Deva y sus elementalitos como si nada tuviera que ver con los demás.

De repente un día, el tronco milenario, ve nacer de sus retoños un nuevo Granado y lo observa comenzando como hoja y entonces comprende la realidad verdadera de su ser, y lo ridículo de su engreimiento y quiere volver a su arquetipo y se esfuerza por desprenderse de sus características peculiares sin advertir que cuanto más se fija en si misma mas acentúa su propia identidad aunque sea en sentido negativo. Por este camino sufre y padece y aspira a ser como las otras plantas verdes que a su alrededor crecen en el huerto e incluso hasta les pide consejo y ellas le responden:

La acelga: ¡Quítate la madera, se blanda como nosotras... ¡

Y el hinojo: ¡Despójate de tus flores y no te envanezcas con ellas…!

Y así cada una de las restantes plantas….y el pobre naranjo (al igual que el granado y los demás), se esfuerza y se esfuerza sin darse cuenta de que al hacerlo se va quedando amarillo y va destrozando su propia hermosura y va generando en el hortelano, que es la Vida, el deseo de cortarlo.

Hasta que por fin, ahíto ya de esfuerzo, amarillento y pajizo en plena primavera, un día escucha la voz de su Deva interior que le dice: “Déjate de esfuerzos y tiranteces, lo único que tienes que hacer es dejarte guiar por tu propio naturaleza y ser lo que eres sin orgullo pero con grandeza, sin falsos alumbramientos pero con la alegría de saber que gracias a ti la hoja se ha desarrollado para alcanzar la luz y el calor a través de tus flores y tus frutos. Desarróllate como naranjo pero nuca pierdas de vista que en realidad perteneces a la hoja porque es lo que nunca has dejado de ser.”

Así lo hizo el Naranjo y desde entonces florece y verdea y sus frutos dan alegría al huerto frío del invierno y sus azahares producen la armonía de primavera en compañía de todas las plantas de alrededor.

Así nosotros una vez desarrollados como partículas nos damos cuenta de nuestro origen y queremos volver a la vibración y hacemos todo lo posible por desprendernos de cuanto nos rodea para meternos otra vez en el espacio vibratorio, pero cuanto mas nos concentramos en el aspecto partícula, (aunque sea para negarlo, aunque sea para decir: “soy onda, soy onda”, y escribir lo que en estos momentos escribo), mas me fijo en la partícula que no soy, mas la observo y por consiguiente mas partícula me torno.

¿Cuál es la salida?: Entender lo que realmente eres y vivir de acuerdo a tu naturaleza sin perder la conciencia de aquello que es tu origen y de donde en realidad nunca has salido. . Fija la vista en el absoluto y siéntete como tal y desde allí contempla el transcurrir del mundo en tu propia identidad...

¡¡¡¡ Soy absoluto...¡Qué importa lo demás! Solo son roces para que este personaje en que me envuelve descubra su verdadera naturaleza. 

Posiblemente todo esto que yo percibo contemplando la vida de alrededor, solo sea invención mía. También es probable que, en mi deseo de trascendencia, encauce el agua a mi molino y transforme la realidad física que se me presenta y la adapte para que encaje en la teoría que yo quiero, puede ser y posiblemente más de uno al leerme lo piense así…

l¡¡¡Que importa eso!!!! Yo se que esta manera de mirar, es otra forma de explicar las cosas más viva, más dinámica, mas sencilla y tan sincera que, asimilada, rápidamente se despierta el sentido de la vida y se aúna en este sentido, y se acopla y se digiere cuanto nos sucede en nuestro acontecer diario, pues todo ello esta guiado y dirigido a mi bien, por este Campo Universal de inteligencia pleno de Sabiduría donde permanentemente chapoteamos queriendo volver a El sin darnos cuenta que de El nunca hemos salido.