La vida y la muerte juegan un partido indefinido en el campo personal de la biografía humana. Hay momentos en que parece que la vida domina el juego, hay otros en que parece predomina la muerte, pero sin embargo, en todo momento, ambos se presentan de tal manera que el resultado de sus fuerzas ha de ser el equilibrio. Si, lo repito: Desde el inicio del partido (Nacimiento), hasta el pitido final (Muerte), (si es que alguna se escucha esa señal), siempre, siempre y en cada minuto se cumplirá, por decreto de la Ley cósmica que invento el juego, que el equilibrio entre ambos bandos ha de ser perfecto.
Por esto, si aplicamos “el ojo de halcón” sobre cualquier jugada de la vida y observamos con objetividad veremos que cuando la muerte se expande y domina, la vida se encuentra concentrada y agazapada esperando su momento y dominando la situación desde las sombras; y lo mismo sucederá en el caso contrario.
Este juego tan apasionante sucede también delante de nuestras narices en el transcurrir de las estaciones a lo largo del año y en la forma como cada una de ellas repercute sobre nuestra Alma. Es como una moviola que la Naturaleza pone a nuestra disposición para que podamos aprender en ella las lecciones de la Vida.
De aquí se deduce que si contemplamos atentamente el desarrollo del encuentro en el exterior podemos aprender las tácticas de cada equipo y aplicarlas a la contienda personal, de manera que en todo momento, en nosotros quienes retengan el balón y dominen la situación, sean las fuerzas de la vida, y no las opuestas.
Esta tarea tan interesante la enseño Rudolf Steiner en su libro Calendario del Alma correspondiente al año: 1.912, 1913. Yo la aprendí de el y llevo practicándola durante varias temporadas y he podido comprobar que como el mismo dice, esto se puede convertir en un camino mas de entre los posibles senderos que llevan al auto conocimiento, por lo menos a mi me va bien para explicarme como y porque suceden muchas cosas de la vida.
Hoy lo que te propongo en este espacio es que, si te parece interesante, saltes al terreno de juego y comiences tu también a tomar las riendas de tu propio partido. Te espero mientras sigo jugando porque la segunda regla de este deporte de la auto conciencia es que el juego, en verdad nunca se detiene, aun cuando parece que alguna vez lo paren.
Por esto, si aplicamos “el ojo de halcón” sobre cualquier jugada de la vida y observamos con objetividad veremos que cuando la muerte se expande y domina, la vida se encuentra concentrada y agazapada esperando su momento y dominando la situación desde las sombras; y lo mismo sucederá en el caso contrario.
Este juego tan apasionante sucede también delante de nuestras narices en el transcurrir de las estaciones a lo largo del año y en la forma como cada una de ellas repercute sobre nuestra Alma. Es como una moviola que la Naturaleza pone a nuestra disposición para que podamos aprender en ella las lecciones de la Vida.
De aquí se deduce que si contemplamos atentamente el desarrollo del encuentro en el exterior podemos aprender las tácticas de cada equipo y aplicarlas a la contienda personal, de manera que en todo momento, en nosotros quienes retengan el balón y dominen la situación, sean las fuerzas de la vida, y no las opuestas.
Esta tarea tan interesante la enseño Rudolf Steiner en su libro Calendario del Alma correspondiente al año: 1.912, 1913. Yo la aprendí de el y llevo practicándola durante varias temporadas y he podido comprobar que como el mismo dice, esto se puede convertir en un camino mas de entre los posibles senderos que llevan al auto conocimiento, por lo menos a mi me va bien para explicarme como y porque suceden muchas cosas de la vida.
Hoy lo que te propongo en este espacio es que, si te parece interesante, saltes al terreno de juego y comiences tu también a tomar las riendas de tu propio partido. Te espero mientras sigo jugando porque la segunda regla de este deporte de la auto conciencia es que el juego, en verdad nunca se detiene, aun cuando parece que alguna vez lo paren.
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